Libertad de Conciencia

Durante el siglo XVIII las Grandes Logias, prácticamente en todo el mundo, decidieron no inscribir sólo a los cristianos, sino abrir las puertas de las Logias a personas de todas las religiones. En el siglo XIX, el Gran Oriente de Francia dio un paso más al proponer la iniciación masónica a todos los hombres, siempre que cumplieran la "Ley moral" de la letra de las Constituciones de Anderson (1723).
La masonería quiere ser "el centro de la unión entre personas que de otro modo habrían quedado para siempre desconocidas". El Gran Oriente abolió en 1877 el requisito de que sus miembros debían creer en la existencia de Dios y en la inmortalidad del alma. Así nació la masonería "liberal" o "adogmatica" que acoge a creyentes y no creyentes y, por lo tanto, deja a sus miembros la libertad absoluta de conciencia y de búsqueda personal.
El GOdF considera que los conceptos metafísicos son exclusivamente apreciaciones personales. Las logias del Gran Oriente de Francia, por lo tanto, trabajan, a su elección, bajo la invocación de la Francmasonería Universal, o a la gloria del Gran Arquitecto del Universo, siguiendo un enfoque humanista y equilibrado entre la reflexión sobre la laicidad y el trabajo iniciático.
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