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NOTICIAS

G.O.D.F.

El Gran Oriente de Francia es la mayor y más antigua Orden Masónica en el continente europeo. Creada en 1728 como el título de Grande Loge de France, adquirió su nombre actual y estado en 1773. Hoy en día, el Gran Oriente tiene cerca de 52.000 miembros registrados en más de 1.150 Logias en todos los continentes. También ha contribuido al resurgimiento de la masonería en Europa Central y países de Europa oriental.

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Ofrecemos, hoy en día, una forma de iniciación humanista, iniciática y fraternal. De hecho, para el Gran Oriente de Francia, el desarrollo individual que permite la iniciación masónica y su método, obliga a los masones a reflexionar, igualmente, sobre los problemas del mundo y las cuestiones sociales. Esta es una de sus peculiaridades, si la comparamos con otras obediencias masónicas.

¿De qué sirve la mejora intelectual, moral o espiritual de cada uno de nosotros si no conduce al interés por el prójimo y su destino?

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El Gran Oriente de Francia: Un compromiso humanista, fraternal e iniciatico.

El Gran Oriente de Francia es una asociación impulsada por dos grandes principios aparentemente contradictorios: el respeto de una Tradición heredada de los fundadores de la Francmasonería y la búsqueda de progreso para el mejoramiento del Hombre y de la Sociedad.

El respeto de la Tradición es lo que hace de la Francmasonería y del Gran Oriente de Francia en particular una sociedad iniciática. En las Logias Masónicas se utilizan rituales y símbolos tanto durante el desarrollo de las reuniones como en el progreso personal de los Francmasones en el seno de la asociación. Los símbolos más comunes son los tres puntos, la escuadra y el compás. Su significado filosófico y moral no podría ser revelado sin alterar su profundidad. Allí reside el único significado del secreto masónico.

La búsqueda del progreso siempre ha sido para los francmasones del Gran Oriente de Francia un motor para sus reflexiones y acciones, hasta tal punto que este principio forma parte de la Tradición de la Obediencia. Somos los herederos de hombres y de mujeres que, cada uno a su manera, han obrado en pos del mejoramiento de la Humanidad: Voltaire, La Fayette, Garibaldi, Auguste Blanqui, Victor Schoelcher, el emir Abd El-Kader, Louise Michel, Bakonin, Jean Zay, Félix Eboué, Pierre Brossolette y tantos otros de quienes estamos orgullosos por haber enriquecido nuestras Logias con su presencia. Es por eso que el Gran Oriente de Francia es un ferviente defensor de los principios contenidos en su lema que es también el lema de la República: "Libertad, igualdad, fraternidad". Es por eso que está tan apegado a la libertad absoluta de conciencia, garantizada por el laicismo de las instituciones y es por eso que se opone estrictamente al racismo y a los enemigos de la democracia.

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QUÉ ES Y QUÉ NO ES LA MASONERÍA

La Masonería no es un ismo, masonería no es masonismo. No es un dogma ideológico, es una actividad de esclarecimiento permanente, un esclarecimiento que se realiza mediante un método complejo, que se desarrolla en base a diferentes métodos complementarios.

A saber:

  • a) Un método de relación personal
  • b) Un método de dinámica de grupo en el interior de las Logias
  • c) Un método organizativo.
  • d) Un método de introspección.
  • e) Un método de especulación simbólica.
  • f) Un método de educación de actividades vitales y sociales.
  • g) Un método de interiorización de valores.
  • h) Un método unitario de posiciones ideológicas diversas
  • i) Un método de crecimiento personal.
  • j) Un método de puesta en común.

 

Lo que es y lo que no es el método masónico y la masonería en si misma puede resumirse en los siguientes 33 puntos:

01. La iniciación no es un fenómeno puntual y momentáneo, sino que es un proceso, aunque pueda representarse en una ceremonia. La iniciación no se da, se provoca

02. La iniciación no es una experiencia sacramental o mágica, sino un método de aprendizaje psicológico.

03. La iniciación masónica no es un camino de salvación de carácter religioso o esotérico, sino un proceso de autoesclarecimiento y, como tal, es compatible con toda fe religiosa o esotérica que no anule la libertad del individuo, así como también lo es -en el caso de la masonería que representa el Gran Oriente de Francia- con el agnosticismo y el ateísmo. No sería compatible con una postura de nihilismo radical que negara cualquier sentido de la trascendencia o inmanente al mundo, que interpretara al Universo como un puro caos sin orden posible, o que negara que, a pesar del desorden aparente, hay un Cosmos.

04. La iniciación masónica no es el único método de esclarecimiento, sino que es uno más. Existen otros, incluso existen experiencias vitales espontáneas que tienen virtualidad iniciática en cuanto que provocan un aumento de conciencia del individuo, una nueva y más responsable actitud ante la vida, como , por ejemplo la maternidad/paternidad, la compasión ante el dolor ajeno, la emoción estética, la creación artística, la experiencia ante la muerte, etc.

05. El método de iniciación masónica está conservado en sus rituales, que han sido elaborados a lo largo de un proceso de decantación histórica y que sirven, cada uno con su particular estilo, a una especifica ecología emocional y simbólica mediante un sutil equilibrio de gestos y palabras que no puede ser alterado arbitrariamente.

06. El método masónico no impone una unidad ideológica a quien la practica, sólo dota de un marco axiológico general que admite y exige pluralismo en su interior.

07. El método masónico se basa en la funcionalidad de los símbolos constructivos para articular un imaginario emancipador de la conciencia individual.

08. La logia masónica no es un grupo de presión.

09. La logia, no da consignas a sus miembros que condicionen sus vidas privadas, su actividad profesional o el desarrollo de cualquier cargo público.

10. Las logias masónicas no hacen proselitismo, ni marketing, para buscar nuevos adherentes. Las Logias tienen libertad para dar a conocer su existencia.

11. Nadie está obligado a guardar en secreto su condición de masón.

12. La Masonería no es una organización clandestina.

13. Todo Masón se compromete, por el simple hecho de serlo, a intentar vivir como un ciudadano ejemplar.

14. La Masonería no es una secta, ya que no busca la sumisión de sus miembros a ningún líder ni gurú, sino que, por el contrario, ofrece a cada uno de sus miembros un camino personalizado de autoaprendizaje para mejorarse a sí mismo. La Masonería no admite menores de edad en sus logias y se dirige a personas libres dotadas de autonomía como individuos. La logia no somete a sus miembros a ningún tipo de dirección espiritual.

15. El simbolismo masónico es esencialmente polisémico y no admite una interpretación monista o clónica.

16. El método masónico implica racional y emocionalmente a sus practicantes, apelando a su parte verbal-racional-consciente y también a su parte no verbal-afectiva-inconsciente.

17. La Logia, en la masonería que representa el Gran Oriente de Francia, reúne la doble condición de ser un grupo iniciático y una sociedad de pensamiento.

18. La Masonería no es un sindicato de intereses ni una sociedad mutualista, a pesar de que se compromete a ayudar a sus miembros en la medida de sus posibilidades y dentro de lo que es lícito.

19. La Masonería no es un club social, aunque en su entorno puedan nacer vínculos de amistad personal y de relación social.

20. La Masonería no es una organización de caridad, aunque pueda apoyar la creación y mantenimiento de actividades humanitarias y de bienestar social.

21. La Masonería no compite con ninguna confesión religiosa ni con ningún partido político, pero se adhiere al valor político de la libertad y el respeto a los Derechos Humanos.

22. La Masonería no tiene una estructura dispuesta para la acción política organizada, ni busca poder político.

23. La Masonería no es una asociación cultural recreativa, aunque pueda dar lugar a iniciativas culturales o de ocio.

24. La masonería no es una empresa mercantil, ni actúa movida por ningún ánimo de lucro, aunque pretende poseer la suficiencia económica necesaria para el desarrollo de sus funciones.

25. La Masonería combina, en su organización y funcionamiento, la verticalidad iniciática con la horizontalidad democrática.

26. La Masonería no está organizada como una estructura mundial o internacional, sino que se organiza nacionalmente en federaciones de logias, denominadas Grandes Logias o Grandes Orientes. El ideal de la masonería es el de "un masón libre en una logia libre".

27. La logia o grupo local es la base del trabajo masónico.

28. El fundamento básico de la masonería es la experiencia de autoconstrucción personal, conformada por las hermandades de constructores y posteriormente elaborada como un método de construcción personal y social: "Lo que tú haces, te hace"

29. La Masonería no propugna una ideología política determinada, concreta y detallada, pero sí unos valores generales que deben concretarse en cada momento histórico: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

30. En el seno de la masonería liberal es esencial la aportación de la mujer en tanto que maestra de su propia arquitectura interior, con el mismo rango del varón.

31. La Masonería no es una institución didáctica ni doctrinaria. La logia no enseña, solo suscita, sugiere, provoca, despierta e impregna.

32. Las Declaraciones de Derechos y Deberes Humanos son referencias axiológicas esenciales de la masonería.

33. La arquitectura simbólica con la que trabaja la masonería pretende que cada masón haga de su vida una verdadera "Obra de Arte de Sabiduría, Fuerza y Belleza", y que contribuya a hacer del mundo un lugar donde sea posible "la Paz,el Amor y la Alegría".

A esta práctica la denominan los masones el "Arte Real".

Pepe Rodríguez
"Masonería al Descubierto"

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Los Ritos

 

Perfeccionado durante siglos, el lenguaje simbólico de los ritos tiende hacia lo universal y permite que los miembros se reúnan, lejos de las restricciones de la vida cotidiana y más allá de las divisiones de costumbre.

La hermandad masónica, de la cual la logia es el crisol, es un lugar de cuestionamiento y debate entre personas bienintencionadas, independientemente de sus creencias. La confrontación de las diferencias con el objetivo de comprender lo que constituye la unidad del ser humano es por tanto una de las claves para el proceso de iniciación.

La dimensión de iniciación es la herramienta esencial que permite al masón a descubrir un sentido a su existencia y de transmitir ese sentido en el de la humanidad esfuerzo hacia la emancipación. En el GODF, el Rito francés -de hecho la versión francesa del rito de la Gran Logia de Londres exportados a París en la década de 1720- es hoy el rito más practicado.

Pero los otros ritos que han marcado la historia de la Orden: el Antiguo y Aceptado Rito Escocés (1804), el Rito Escocés Rectificado (1776), el Rito de Memphis-Misraim (1813) y el Rito de York (1817), han encontraron, todos y cada uno de ellos, su lugar en la Orden durante su larga historia. Estos ritos son concebidas como instrumentos para alcanzar el conocimiento y todos se practican actualmente en el Gran Oriente de Francia.

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Los Principios de la Masonería Universal

La Masonería centra su esfera de interés en el ámbito de la sociedad en la que se desenvuelve, alejada de utopías etéreas. Es sensible, por tanto, a las inquietudes y necesidades del mundo que nos rodea. Es ahí donde intenta sembrar sus ideales.

Tiene por misión preparar la Concordia Universal y debe por ello mejorar tanto al ser humano como a la sociedad. La masonería se define como una Institución esencialmente filosófica, filantrópica y progresiva.

Filosófica porque ama la verdad, filantrópica porque ama a la humanidad y progresiva porque no se confina al pasado.

La masonería concibe la marcha evolutiva de la humanidad con arreglo a una filosofía de la historia, que está contenida en sus símbolos y leyendas. La Institución tiene carácter de Academia para enseñar dicha filosofía y forjar en ella las conciencias de los hombres.

Como toda asociación que aspira a realizar fines dentro de la comunidad humana, no puede permanecer al margen de sus problemáticas concretas. Por ello la Francmasonería agrupa en su seno a personas de diferentes ideologías, para estudiar e impulsar lo que hay en ellas de común en beneficio de la humanidad, convirtiéndose así en Centro de Unión.

La Institución cree que únicamente en una sociedad regida por los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, puede ser respetada la dignidad humana, que implica el pleno derecho a su desarrollo, por el libre ejercicio de sus potencialidades para enriquecer su vida con toda clase de bienes.

La masonería aspira a un Orden Universal, democrático y cosmopolita, en el que los hombres y los pueblos colaboren y se beneficien mutuamente en su libre desenvolvimiento a través de su Unión, Solidaridad y Cooperación. En consecuencia reconoce y proclama en su totalidad la Declaración Universal de Derechos del Hombre, aprobada por las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948, y trabaja por el desarrollo de un Orden Social que garantice tales derechos.

La filosofía francmasónica supone, como toda filosofía, una actitud ante la vida, que obliga a observar una conducta en estrecha correspondencia con ella.

La masonería considera que la elevación ética, la emancipación y el progreso de los seres humanos y de los pueblos se consiguen a través de su ilustración por la ciencia, el valor del trabajo y la práctica de la virtud.

No reconoce la masonería, en la investigación de la verdad, ninguna autoridad superior a la razón humana. Considera que las ideas metafísicas son del dominio exclusivo de la apreciación individual, por lo que la Institución rehúsa hacer ninguna afirmación dogmática y, en consecuencia, no prohíbe ni impone ninguna convicción religiosa.

Proclama los principios de absoluta Libertad de Conciencia y Laicismo del Estado como medio para garantizar esa libertad, y permitir a todos los hombres la creencia en los dogmas, si así les place, o no creer en ninguno, si así lo prefieren.

La masonería admite diversos ritos y grados, siempre que dicha diversidad no altere los principios que profesa, los medios que adopta, ni el objeto que se propone.

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Rito Escocés Antiguo y Aceptado

Es el método o sistema de trabajo-estudio masónico más extendido por el mundo. Sus antecedentes remotos se encuentran en la ya mencionada calidad del Maestro escocés, que dio origen en las ciudades inglesas de Londres y Bath, hacia 1730,a sendas logias especiales de “Maestros Escoceses”. Sin embargo, su lenta configuración y estructuración como sistema de trabajo masónico, a lo largo del siglo XVIII, tuvo lugar en Francia y se completo en América.

Los maestros escoceses establecidos en Francia, bajo la protección que Luis XIV dispensara a su pariente, Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia, son mencionados por primera vez en las Ordenanzas de la Gran Logia de Francia, de 1743, negándoles la distinción que ellos reivindicaban como masones de mayor grado. Lo innegable es que representaban una corriente decididamente espiritualista frente al racionalismo ascendente de la cultura francesa de las “luces”, proponiendo, como lo harían otros movimientos a lo largo de aquel siglo, la búsqueda de una experiencia personalizada del conocimiento capaz de transformar al individuo, por encima de la mera ilustración. El escocismo no hacía sino poner de relieve que la tradición de los constructores medievales tenía sus raíces profundas en la Tradición Iniciática de las antiguas culturas. Desde 1744, se mencionan en Francia frecuentemente “los grados esoceses” en publicaciones divulgatorias, por lo que la existencia de los mismos viene a ser simultánea a la del tercer grado, establecido en la década anterior y aún no generalizado ni estabilizado en todas las logias. Por ello, y porque el grado iniciático todas las logias de Maestro masón contiene el germen de todo el desarrollo gradual escocista, señalábamos anteriormente que constituye el primero de los grados superiores. Por otra parte, la Gran Logia de Francia había visto aumentar su número de miembros a costa de un descenso cualitativo que, hacia mediados del XVIII, alarmaba a los masones más responsables. Ello decidió al conde de Clermont, Gran Maestre de la Gran Logia de Francia desde 1743, poco después de su elección y en su calidad de “Gran Maestre de todas las logias de Francia”” (no como Gran Maestre de la Gran Logia), a aprobar la creación de un taller modelo en París: el de San Juan de Jerusalén, en cuyos estatutos (publicados en 1755) se atribuía a los Maestros Escoceses cierta responsabilidad en la custodia del legado de la Tradición masónica en las logias simbólicas14.

La multiplicidad de temas propuestos a la reflexión masónica en las logias, en forma de grado, hizo necesaria la creación de organismos coOrdinadores que facilitaran una estructuración coherente de los mismos. Éstos solían adoptar el nombre de capítulo o consejo. Así surgieron el Capítulo de Clérmont (en 1745) y el Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente (en 1758), cuyo referente escocista inmediato se hallaba en la Logia de San Juan de Jerusalén, antes mencionada.

Observemos que ya la creación de la Logia de San Juan de Jerusalén, primer hito institucional del escocismo en Francia, fue realizada por el Gran Maestre, conde de Clérmont, al margen de la Gran Logia de Francia, aunque en estrecha vinculación con ella. Esta dicotomía formal inspirará, después, el desarrollo de los Supremos Consejos del Rito Escocés, como veremos. El Capítulo de Clérmont, establecido en París, tuvo corta vida. Sin embargo, extendió su sistema de grados a Alemania, donde los temas basados en la leyenda templaría darían lugar a la aparición de importantes estructuras escocistas. El Consejo de Emperadores15 fue creado en París, en torno a 1758, con el subtítulo de Sublime Logia Madre Escocesa, emulando al Consejo Soberano de Caballeros de oriente, surgido poco antes de la Logia de San Juan de Jerusalén. Lo importante del Consejo de Emperadores fue su labor de estructuración y armonización del escocismo en un sistema de veinticinco grados, llamado Rito de Perfección, reuniendo los temas estudiados y trabajados en los diversos capítulos y consejos escoceses de Francia, que, tras su desaparición en torno a 1782, serviría de base al Rito Escocés Antiguo Aceptado (o “y Aceptado”). Señalemos que el Consejo de Emperadores habría creado un Consistorio en Burdeos, del que emanarían los reglamentos y Constituciones de la Masonería de perfección, en 1762, aunque no quedan pruebas documentales irrefutables al respecto.

Lo que es irrefutable es la emisión de una patente, otorgada en 1761 por la Logia de San Juan de Jerusalén, autorizando a Étienne Morin, caballero y príncipe de todas las órdenes de la Masonería de Perfección, a establecer logias del Rito de Perfección en América y allí donde fuere. En 1762, el Gran Maestre de la Gran logia de Inglaterra, conde de Ferrest, extendió aquella autorización a las logias británicas del Nuevo Mundo. Y así lo hizo Morin, creando la Logia de la Perfecta Armonía en Haití y pasando luego a Jamaica, donde nombró Inspector Adjunto a Henry A. Franken, siendo éste quien, de hecho, introdujo el Rito de Perfección en Estados Unidos.

El primer texto completo del sistema llamado Rito Escocés Antiguo y Aceptado, conteniendo los veinticinco grados del de Perfección máS otros ocho, se dio a conocer en 1802 por circular emitida por el Supremo Consejo de Grandes Inspectores Generales del Grado 33° y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Este primer Supremo Consejo del Rito había sido creado en 1801, en Charleston (Carolina del Norte), por masones franceses, procedentes de Haití y refugiados en los Estados Unidos a causa de la guerra colonial haitiana, junto a masones americanos, todos ellos Inspectores Generales del Rito de Perfección. Su primer presidente o Gran Comendador fue John Mitchel, figurando como cofundadores el conde de Grasse-Tilly (que fundó, poco después, el Supremo Consejo de Francia) y Noël Delahogue, entre otros. El sistema de 33 grados de este Rito había sido estudiado y aprobado por Federico II de Prusia, protector de la Masonería, que lo sancionó en las llamadas Constituciones de Berlín, de 1786. Su origen ha sido puesto en duda por algunos críticos, como S. S. Lindsay, Albert Lantoine y Paul Naudon. Sin embargo, Claude Gagne, invesTigador especializado en el tema y miembro del Supremo Consejo de Francia, nos señalaba recientemente a este respecto: En las páginas 2002 a 208 de L’Isle des sages, obra publicada por Francois Nogaret en 1786, aparece la siguiente mención: “Hace poco se han recibido noticias fidedignas de Berlín, informándonos que su Su Majestad prusiana acaba de concluir nuevos reglamentos para la sociedad de los francmasones”. En este caso, la noticia corresponde al año 1785, es decir, el año anterior al de la publicación de las Constituciones de Berlín.

 

Los 33 grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado se dividen en cuatro grupos o bloques:

Los tres primeros grados son los comunes a todos los sistemas masónicos, cuya temática hemos resumido en páginas anteriores. Se trabajan en las Logias Simbólicas y contienen en sí potencialmente la iniciación masónica, por lo que los grados superiores representan diversos aspectos de su contenido, siguiendo enseñanzas de la Tradición iniciática universal. Las logias simbólicas suelen federarse formando una Gran Logia o un Gran Oriente y, generalmente, practican el rito o método que ellas mismas adoptan de entre varios existentes. Por esta razón, quedan fuera de la jurisdicción de los Supremos Consejos del Rito escocés Antiguo y Aceptado aquellas logias que practican otros sistemas rituales.

Los diez siguientes (del 4° al 14°) se trabajan en logias llamadas de Perfección y su temática sigue siendo la construcción del Templo y sus vicisitudes. Cada grado contiene una leyenda característica y unos símbolos que se utilizan como utensilios de trabajo. Tanto las leyendas como los demás símbolos son síntesis cuya riqueza espiritual y filosófica va siendo desglosada mediante el estudio-trabajo de los masones simbólicos. El descubrimiento del deber personal, a través del concepto de Ley universal, es parte fundamental de la búsqueda de la Palabra Perdida y del “sentido” de la vida. En ese camino, la realización de la Justicia y la práctica de la Equidad que la equilibra nos van acercando al Conocimiento. En el grado 13° (Arco Real), la leyenda alude al descubrimiento, en una cripta, de una trascripción de la Palabra Perdida, aunque ilegible aún para sus descubridores, que deben proseguir esforzándose en la práctica de la Justicia y del Bien. Estos principios deben ser difundidos por toda la Tierra y éste es el tema de la leyenda del grado 14°.

En el bloque integrado por los grados 15° a 18°, que se trabajan en Capítulo, se accede desde el concepto de Justicia al del Amor universal. Partiendo del esfuerzo en el trabajo constructivo, a pesar de que el primer Templo pueda ser atacado y destruido (como lo fue el de Salomón), el hombre logrará avanzar ayudado por y ayudando a sus semejantes (Caballero de oriente). La nobleza del esfuerzo colaborador caballeresco y su apertura espiritual se destacan en el grado 17° (caballero de Oriente y de Occidente), para pasar a un nuevo concepto de la Ley: es el Amor lo que conduce hasta la Palabra Perdida, su clave. El grado 18° (Caballero Rosa Cruz) representa una síntesis del fin y de los medios de la Masonería universal (Fe, Caridad, Esperanza son las virtudes que dan sentido a la vida). El templo por construir no es material, sino espiritual y los trabajos del grado 18° no se cierran nunca. Tan sólo se interrumpen.

Los grados que van del 19° al 30° se trabajan en logias llamadas Areópagos. El proceso de búsqueda del Conocimiento a través de la construcción, que se persigue en los grados de Perfección, continúa con el descubrimiento del Amor Universal (grados 15° a 18°) para llevarnos a la acción espiritual. Acción que ha de emanar del Conocimiento, consciente de ese Amor que todo lo vincula. Es ésta la filosofía de la acción masónica y, por ello, estos grados reciben el nombre de filosóficos. En el grado 19° el masón busca el camino de la nueva Masonería, que ya no ha de construir templos materiales, sino un mundo más virtuoso y fraternal, una “Jerusalén celeste”. Se subliman la virtudes caballerescas en defensa de esa nueva Jerusalén del Amor, tan distinta de aquella por la que lucharon los templarios medievales, aunque estos grados aludan a ellos como mito. El espíritu de la acción templaria, así entendida, es el que convierte simbólicamente al masón (en el grado 30|) en nuevo caballero de un nuevo Templo al que se asciende por la escala mística de la virtud: el Caballero Kadosh.

El último bloque gradual está integrado por los llamados grados administrativos (31°, 32° y 33°). Las logias en las que se trabajan estos grados son denominadas, respectivamente, Soberano Tribunal, Consistorio y Supremo Consejo. El grado 31° carece de carácter iniciático, siendo su finalidad la de velar por la conservación de las características del Rito y la recta conducta de los masones de todos los grados superiores. El grado 32° exalta el valor de la tradición iniciática como tesoro heredado de los sabios antepasados de la Orden. El grado 33°, y último, está formado por los Soberanos Grandes Inspectores Generales. De entre los miembros de la Orden que alcanzan este grado16, se elige, por cooptación, un número limitado para ejercer la autoridad suprema del Rito en cada país, formándose un Supremo Consejo con potestad jurisdiccional sobre las logias de Perfección, los Capítulos y los Areópagos. A través de esta descripción sucinta del contenido de los diversos grados del sistema Escocés Antiguo y Aceptado, podemos constatar que recogen aspectos importantes de la tradición universal, implícitos en temáticas características de la historia europea y mediterránea, de forma que permite, a quienes se hallan familiarizados con ellos, acceder a un fondo iniciático común a la cultura judeocristiana y a las culturas más antiguas, de las que ésta surgió. Su dimensión esotérica (o de búsqueda de lo trascendente a través de lo inmanente) hace que este amplio sistema ritual permita asimismo comunicar con las otras culturas, puesto que, partiendo de la idiosincrasia de un oficio que engloba otros muchos y es común a todas ellas, como el constructor, se extiende incluyendo profesionales ideales universales, que abarcan desde la noble caballería simbólica hasta el sacerdocio, pero de forma igualmente accesible a quienes no están especializados o no profesan ningún credo religioso. Cada Supremo Consejo estará integrado por un mínimo de nueve y un máximo de 33 masones del grado 33° y presidido por un Soberano Gran Comendador con jurisdicción sobre logias del 4° al 33° grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. La jurisdicción sobre las logias simbólicas de los tres primeros grados corresponde exclusivamente a las Grandes Logias, presididas por sus respectivos Grandes Maestros.

No obstante, y puesto que este sistema escocés de trabajo masónico constituye una unidad dividida en 33 grados, que han de conservar su homogeneidad metodológica, los Supremos Consejos deben ser siempre referentes autorizados, sobre temas rituales, para todas las logias que practiquen este Rito, a modo de especiales Academias conservadoras de su idiosincrasia tradicional. Por ello, estos organismos sólo establecen tratados de trabajo con las Grandes logias u Obediencias comprometidas de la misma forma, en las que se practican los tres primeros grados básicos y a las que pertenecen los Maestros. Un Supremo Consejo sólo puede estar formado por masones tradicionales (respetuosos de las reglas de la Tradición masónica), que pueden acceder a los grados superiores para pasar, eventualmente, a formar parte de cada Supremo Consejo. El primero de los Supremos Consejos de Europa, fundado en 1804 por Grasse-Tilly, tras haberse fundado el de Charleston, fue el de Francia. El primer Supremo Consejo de España fue fundado en Madrid, también por Grasse-Tilly, en 1811).

 

Referencia:
HURTADO, AMANDO
(2001) LA MASONERÍA
Madrid, EDAF, 2da. Edic.

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